Con una inversión robusta de aproximadamente 20 millones de dólares, la instalación será el corazón de las iniciativas de la empresa para el desarrollo de productos químicos verdes, reforzando el compromiso de Braskem con prácticas ambientales responsables.
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El principal objetivo del centro es la creación de nuevos procesos y materiales a partir de biomasa de origen vegetal, como la caña de azúcar y el maíz. Estas materias primas renovables se utilizarán para reemplazar compuestos petroquímicos convencionales, como los derivados del petróleo, promoviendo la producción de plásticos sostenibles. Este enfoque refuerza la estrategia global de Braskem de invertir en la economía circular y en soluciones que reduzcan la huella de carbono, al tiempo que satisfacen la creciente demanda de alternativas más ecológicas en el mercado.
El centro de investigación trabajará en sinergia con otros laboratorios de la empresa ubicados tanto en Estados Unidos como en Brasil, potenciando el intercambio de conocimiento y la colaboración científica a escala internacional. La elección de establecer este nuevo centro en suelo estadounidense refleja el deseo de Braskem de estar cerca de mercados estratégicos, además de aprovechar el entorno de innovación del país, donde la biotecnología ha avanzado rápidamente. Este movimiento también posiciona a la empresa como un actor global en la transición hacia una economía más verde, destacándose en el competitivo sector químico.
La creación de este centro es un hito que refuerza la posición de Braskem en la vanguardia de la investigación sostenible. No solo se busca el desarrollo de nuevos productos, sino también la mejora de procesos que puedan ser aplicados a gran escala, contribuyendo a la transformación de las industrias química y plástica. La apuesta en biotecnología, que abarca desde el uso de microorganismos para la producción de compuestos químicos hasta la ingeniería de procesos más eficientes, representa una palanca importante para el futuro de las cadenas productivas de materiales sostenibles.
Con el avance de estas investigaciones, Braskem podrá desarrollar soluciones que satisfagan tanto la demanda de materiales más sostenibles como las expectativas de un consumidor cada vez más consciente y preocupado por el impacto ambiental. La inauguración de este centro es un símbolo de innovación y compromiso con el desarrollo de tecnologías que promuevan un futuro más sostenible.
El nuevo Centro de Innovación en Renovables de Braskem, ubicado en Lexington, en las afueras de Boston, marca un importante avance en las investigaciones de biotecnología orientadas a la sostenibilidad. Esta unidad de vanguardia fue concebida con el objetivo de explorar y desarrollar materiales y procesos que permitan la creación de productos químicos y plásticos a partir de fuentes renovables. Entre las principales materias primas que se estudiarán están la caña de azúcar, el maíz, la celulosa y aceites vegetales, todos de origen vegetal y con gran potencial para reemplazar los derivados del petróleo en la cadena productiva.
Con un equipo inicial de 35 científicos, en su mayoría estadounidenses, el centro ya opera a un ritmo acelerado, y se espera que este número se duplique en los próximos dos años, superando los 70 especialistas. Este grupo será responsable de liderar investigaciones avanzadas que buscan transformar la biomasa vegetal en soluciones químicas innovadoras, contribuyendo directamente a la reducción de la huella de carbono y al avance de la economía circular. La sinergia entre las diferentes áreas de investigación dentro de Braskem permitirá el desarrollo de productos más eficientes y con menor impacto ambiental.
Este esfuerzo de Braskem por impulsar la biotecnología y la innovación no es reciente. Hace casi dos décadas, la empresa desarrolló el primer plástico verde, producido a partir de caña de azúcar, en su centro de investigación en Triunfo, en Rio Grande do Sul. Este avance pionero hizo de Braskem un nombre destacado en el escenario global, y hoy se ha consolidado como el mayor productor mundial de biopolímeros. El nuevo centro en Lexington representa la continuación de esta trayectoria, reforzando el liderazgo de la empresa en el desarrollo de plásticos y productos químicos sostenibles.
Además de colaborar con las metas ambientales globales, la investigación en biopolímeros y otros materiales de origen renovable abre nuevas oportunidades de mercado, atendiendo a la creciente demanda de soluciones ecológicas. El desarrollo de estos materiales no solo proporciona una alternativa más verde para diversos sectores, sino que también posiciona a Braskem en la vanguardia de la innovación tecnológica dentro de la industria petroquímica, al equilibrar el crecimiento económico con la responsabilidad ambiental.
Este enfoque en la sostenibilidad, junto con la expansión del equipo de científicos y los nuevos proyectos de investigación, es un reflejo claro del compromiso de Braskem de liderar la transición hacia una economía más sostenible. El centro de Lexington será una pieza clave en la estrategia a largo plazo de la empresa, asegurando que continúe innovando, ofreciendo soluciones de alta tecnología y reduciendo el impacto ambiental.
A pesar de los avances significativos en la investigación y desarrollo de plásticos renovables, los ejecutivos de Braskem reconocen que aún existe un desafío importante por enfrentar: el costo. Actualmente, los polímeros producidos a partir de fuentes renovables, como la caña de azúcar y el maíz, tienen un costo de producción superior al de los plásticos convencionales derivados de fuentes fósiles, como el petróleo. Esta diferencia de precio impide la adopción a gran escala de estos materiales, limitando su uso a nichos de mercado o a empresas comprometidas con prácticas más sostenibles.
Sin embargo, el sector petroquímico sostiene que políticas públicas más amplias podrían ser un punto de inflexión para la difusión de plásticos verdes. Un ejemplo destacado es Japón, donde existe la obligatoriedad de utilizar envases con plásticos de origen renovable en determinados productos. Este tipo de legislación, según los especialistas, tiene el potencial de crear un entorno favorable para la reducción de costos a medida que la demanda y la producción aumentan, promoviendo la adopción de alternativas más sostenibles a escala global.
La elección de la región de Boston para albergar el nuevo Centro de Innovación en Renovables de Braskem también refleja una estrategia cuidadosa. Boston es uno de los principales centros tecnológicos del mundo, con una red robusta de innovación que incluye alrededor de 60 universidades de renombre, como Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Estar cerca de estas instituciones coloca a Braskem en una posición estratégica para colaborar con investigadores de vanguardia y acceder a los avances más recientes en biotecnología y ciencias de los materiales. Esta proximidad facilita el intercambio de conocimiento y la colaboración en proyectos que pueden acelerar el desarrollo de nuevas soluciones sostenibles.
El CEO de Braskem América, Mark Nikolich, destacó la importancia de este nuevo centro para los objetivos de sostenibilidad de la empresa. Mencionó que se necesitaron cinco años para que la instalación fuera inaugurada, y ahora la unidad está lista para desempeñar un papel fundamental en el desarrollo de tecnologías que ayudarán a reducir las emisiones de contaminantes. “Vamos a trabajar para ayudar a nuestros clientes en el esfuerzo de descarbonización”, afirmó Nikolich, enfatizando que el compromiso de Braskem no se limita a la creación de nuevos materiales, sino que también abarca el apoyo a las industrias asociadas en la transición hacia procesos más limpios y eficientes.
Antonio Queiroz, vicepresidente global de innovación y tecnología de Braskem, explicó que la estrategia de investigación de la empresa está dividida entre los dos centros de innovación ubicados en Estados Unidos y los polos de desarrollo en Brasil. Mientras que los centros estadounidenses, incluido el recién inaugurado en Lexington, están orientados hacia el descubrimiento de nuevos procesos y materiales, los polos en Brasil, ubicados en Campinas y Triunfo, tienen el enfoque en el desarrollo y aplicación industrial de estas tecnologías. Esto crea una cadena de innovación integrada, donde la investigación básica en EE. UU. se conecta con el desarrollo práctico en Brasil, asegurando que los descubrimientos puedan traducirse en soluciones aplicables a escala industrial.
Este enfoque refleja la importancia que Braskem otorga a la innovación como motor de crecimiento sostenible. Actualmente, la empresa cuenta con un robusto equipo de 360 científicos, distribuidos globalmente, dedicados a encontrar soluciones que alineen la eficiencia productiva con la sostenibilidad ambiental. En el último año, el área de investigación y desarrollo recibió una inversión significativa de 554 millones de reales (alrededor de 100 millones de dólares), un indicativo del compromiso de Braskem con el avance tecnológico hacia una economía circular y de bajo carbono.
Los resultados de esta inversión en innovación son notables. Braskem ya ha registrado 530 patentes y tiene aproximadamente 500 nuevas patentes en proceso de registro, abarcando una amplia gama de tecnologías, desde biopolímeros hasta soluciones avanzadas para la producción de plásticos sostenibles. Estas patentes son una demostración clara del liderazgo de la empresa en el sector petroquímico y de su papel en el desarrollo de nuevos materiales que podrán moldear el futuro de la industria.
Al integrar las operaciones de investigación en EE. UU. con el desarrollo en Brasil, Braskem no solo fortalece su posición global en el mercado de plásticos verdes, sino que también demuestra su visión a largo plazo: invertir en ciencia y tecnología para enfrentar los desafíos ambientales de manera innovadora y eficiente.